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Mi madre me hablaba a menudo del mundo hostil del que procedía, de las guerras, de la polución... Siempre pensaba que aquel mundo era lo peor. Valoraba Nándidor más que cualquier otro habitante gracias a sus relatos. Creía que no había ningún lugar peor que el mundo exterior. Hasta que pisé la árida tierra de Burdon. Sus bosques son hermosos, sí. Mas la amenaza invisible que acecha a los kescla en cada resquicio del planeta hace imposible disfrutar de ellos. Los Volátiles, la mayor pesadilla de un kescla, se dedican a cazarnos como a cualquier otro animal del que puede sacarse algo valioso. Hace algunos años una kescla de Burdon abrió una brecha entre su mundo y el nuestro. Los portales llevaban cerrados milenios. Nuestra misión consiste en encontrar la forma de volver a bloquear los portales de entrada, para que estos seres no regresen a nuestro mundo. Una tarea más que complicada para dos jóvenes acostumbrados a la comodidad de Nándidor.