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Cándida se casa con Fermín para complacer a su madre. Intuye que este matrimonio no va a salir bien, pero no le importa; desde que supo que su verdadero amor no regresaría de la guerra le da igual casarse con Fermín o con cualquier otro. Sus temores se hacen realidad: el matrimonio es un desastre, su marido la considera una propiedad y ella no está dispuesta a aceptar el papel de esposa sumisa. Decide luchar por el derecho a definir su propio destino cueste lo que cueste. Pasa muchas dificultades para conseguir sus propósitos, pero no ceja; sabe que si se lo propone podrá conseguirlo, y para eso se prepara sin descanso.